lunes, 31 de mayo de 2010

Querida niña Ami

No es de narcicista que escribo esta carta. No pienses eso, pues nadie nunca se escribe a sí mismo. Pero ahora de adulta, creo que cuando nuestras células van cambiando vertiginosamente con el paso del tiempo, y nuestros ojos enfocan cada vez más la visión en la niebla, cada persona que fuimos y todo cambio que experimentamos es dejado atrás cuan serpiente lo hace con su piel. Por ello escribo a esa otra persona que en algún sitio dejé habitando, muy en mis raíces, muy en mi centro, muy en mi historia.
Tal vez vives aún en tu universo de mitos, dioses, Olimpo e inverosimiltud. Quién podría saberlo.
De aquella época de incesantes tardes de lecturas e imaginación a flor de piel, evoco aquelos bellos ojos ojerosos en tí, que admiraban un mundo aún no tergiversado por la pobre realidad.
Me acuerdo siempre, muy latente, de tu mentecilla inquieta y tu espíritu de pequeña filósofa. Hay quien podría pensar que dibujar un punto en el centro de un papel blanco, e intentar buscar el origen de las cosas en él, podría ser una tarea sin fin alguno. Pero ese punto que dibujabas, esas horas y horas contemplándolo y admirando un misterio jamás a resolver, plantó una semilla. El proceso de germinación fue progresivo y lento, pero los brotes fruto de la misma jamás olvidaron su principal afán: extender sus brazos al sol y crecer cada vez más altos.
No sé si alguna vez te has imaginado ser de grande lo que ahora soy. Me gustaría recordar las quimeras que tenías sobre el futuro, el rostro y los rincones de tu cuerpo crecido con que soñabas. Sólo espero haber cumplido con alguna de esas esperanzas sobre la persona en la que te convertirías.
Estoy siempre contigo. Te cuido, te memoro y te abrazo.
Si quieres llorar, si tienes miedos, si quieres reír y mostrarte feliz, exprésate. Nada más despunta un manotazo desde el nido donde reside el alma, porque seguro que allí moras, y despiértame para hacerme dar cuenta. Juntas seguiremos camino.

Con mucho amor,

Ami

lunes, 24 de mayo de 2010

Alma

Puedo ver la espuma,
un pequeño vestigio de lo que trae la marea
desde la profundidad.
Pero creo que es preciso naufragar
y dejarse arrastrar.

jueves, 13 de mayo de 2010

Tu espejo no es mi reflejo

Me desperté en tu habitat a mitad de la noche
y ciegos en la penumbra,
mis pies desnudos me llevaron hacia tu lavabo.

Me ví en el espejo y no me gusté.

..y no me gusté porque no comprendí
tu aroma,
tu espacio,
tu tiempo,
el divagar de tu mente
tus sueños,
tus ojos
tu tacto...

Nada que me correspondiera
nada que me detuviera, a tu lado

No me gusté
porque en tu espejo nunca vi reflejado
lo mejor de mí