viernes, 9 de diciembre de 2016

Guerra fría

Respiro la mediocridad de sus deseos opacados por el desaliento,
su fuego a media llama,
su espíritu inundado por la duda
y perforado por la insignia de la rendición.

Percibo las heridas en su alma
y las cicatrices de su propia guerra fría,
largas y profundas como una noche de solsticio sin aurora boreal.

El ocaso sin estrellas me recuerda la ausencia
del billón de soles que devuelven a su Ser el calor,
¡brillen astros! y calienten su corazón.