caranchos, buitres y otras aves de rapiña.
Divisaban su presa,
allí expectante en el suelo reseco,
indefensa y pronta a ser desgarrada.
Miradas de reojo, desafiantes.
Sus picos competían por alcanzar la mejor parte
alimentando, más y más, al deseo egoísta
Pero sólo aplacarían sus sentidos insaciables
durante un breve rato.
Por fortuna
siempre se podrán encontrar aves más nobles
volando en lo alto