No se si estoy enteramente perdida o totalmente encontrada.
Cuando acepte que no debo buscar nada,
ahi encontrare mi paz.
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Amilde Z.
sábado, 26 de noviembre de 2011
sábado, 15 de octubre de 2011
lunes, 29 de agosto de 2011
A R B O L
Lo primero que me sobresaltó fue el miedo, cuando el día del elemento aire, truenos y lluvia mediante, me encomendaron la tarea de encontrarte.
No sé porqué tantas veces me ciega esta sensación, tal vez es el ego eclipsando mi alma y a mi propio poder personal. Pero estaba decidida, e iba a buscarte.
Marché sin saber muy bien por donde buscar , qué encontrar, ni hacia donde mirar.
Y en tal escenario minado de otros de tu especie, no sería empresa fácil triunfar.
Cómo saber cuando te presentarías?
Como escuchar lo que me dirías?
Pero con Fe caminé, me adentré, exploré...
Miré con los ojos, con la razón, juzgué con el parloteo incesante de la mente, pero no encontré hasta que involucré el corazón.
Y allí estabas, humilde, verde, débil. Tus ramas asomaban tímidamente, con la ingenuidad de un recién nacido, con la belleza de una ninfa, con la frescura de la brisa marina.
No tardé en sentarme en el regazo de tus raíces y escuchar tu silencio. Te había elegido, me habías llamado. Me aguardaba una enseñanza, un aprendizaje proveniente desde el seno de la Tierra, desde el corazón de mi Madre. Y fue allí que me regalaste la palabra HUMILDAD.
Así era como tu te elevabas, sutil, aéreo, entre tantos gigantes rodéandote, tapándote, impidiendo hacer que tu brillo resplandeciera. Pero allí estabas, perseverante, paciente, contemplativo. Y ahi crecerías, juntarías las fuerzas para elevarte, asentarías raíces fuertes y florecerías mil estaciones más.
Agradecí. Tu templanza, tu sencillez,la transparencia de tu esencia y tu belleza expresada en las verdes nervaduras de tus hojas.
Te honré, porque no corres con prisa a ningún sitio, tan solo creces, te alimentas del Padre y la Madre. Aprendes de tus iguales, que se alzan lejos arriba para alcanzar el sol, sobrepasando la oscuridad del bosque.
Confías. Confías en que tu tallo endurezca. En que la savia que corre por tus venas aumente su caudal. En que tu memoria celular acumule la experiencia y la sabiduría del cosmos, que cae hacia tí con la luz del sol, el rocío de la mañana, el agua subterránea que te nutre.
Y me adormecí aún escuchando tu rezo y tus cantos. Mis raíces se estarían asentando. Mis ramas deberían aún crecer, extenderse. Mi copa buscaría florecer, porque ya es tiempo de primaveras. y sobre todo, con humildad, debería ser acogida e integrada por el hábitat y comunidad del bosque, recibiendo el regalo de sabiduría de viejos robles.
No sé porqué tantas veces me ciega esta sensación, tal vez es el ego eclipsando mi alma y a mi propio poder personal. Pero estaba decidida, e iba a buscarte.
Marché sin saber muy bien por donde buscar , qué encontrar, ni hacia donde mirar.
Y en tal escenario minado de otros de tu especie, no sería empresa fácil triunfar.
Cómo saber cuando te presentarías?
Como escuchar lo que me dirías?
Pero con Fe caminé, me adentré, exploré...
Miré con los ojos, con la razón, juzgué con el parloteo incesante de la mente, pero no encontré hasta que involucré el corazón.
Y allí estabas, humilde, verde, débil. Tus ramas asomaban tímidamente, con la ingenuidad de un recién nacido, con la belleza de una ninfa, con la frescura de la brisa marina.
No tardé en sentarme en el regazo de tus raíces y escuchar tu silencio. Te había elegido, me habías llamado. Me aguardaba una enseñanza, un aprendizaje proveniente desde el seno de la Tierra, desde el corazón de mi Madre. Y fue allí que me regalaste la palabra HUMILDAD.
Así era como tu te elevabas, sutil, aéreo, entre tantos gigantes rodéandote, tapándote, impidiendo hacer que tu brillo resplandeciera. Pero allí estabas, perseverante, paciente, contemplativo. Y ahi crecerías, juntarías las fuerzas para elevarte, asentarías raíces fuertes y florecerías mil estaciones más.
Agradecí. Tu templanza, tu sencillez,la transparencia de tu esencia y tu belleza expresada en las verdes nervaduras de tus hojas.
Te honré, porque no corres con prisa a ningún sitio, tan solo creces, te alimentas del Padre y la Madre. Aprendes de tus iguales, que se alzan lejos arriba para alcanzar el sol, sobrepasando la oscuridad del bosque.
Confías. Confías en que tu tallo endurezca. En que la savia que corre por tus venas aumente su caudal. En que tu memoria celular acumule la experiencia y la sabiduría del cosmos, que cae hacia tí con la luz del sol, el rocío de la mañana, el agua subterránea que te nutre.
Y me adormecí aún escuchando tu rezo y tus cantos. Mis raíces se estarían asentando. Mis ramas deberían aún crecer, extenderse. Mi copa buscaría florecer, porque ya es tiempo de primaveras. y sobre todo, con humildad, debería ser acogida e integrada por el hábitat y comunidad del bosque, recibiendo el regalo de sabiduría de viejos robles.
miércoles, 18 de mayo de 2011
tu sur, mi norte
mirarás las estrellas al sur,
miraré el amplio constelar del firmamento al norte.
mas
la Luna sabia se contenta.
Los dos dormimos bajo el mismo cielo.
miraré el amplio constelar del firmamento al norte.
mas
la Luna sabia se contenta.
Los dos dormimos bajo el mismo cielo.
domingo, 8 de mayo de 2011
De sábanas vacías
Vagabunda
de sábana en sábana
me envolvieron las tuyas,
Y allí quedé
naufragando en tu mar de calor
en la bravura de tus manos olas,
en tu soplo de sollozos, aliento y cálidos respiros.
Y allí soñé
un sueño sin ayer ni mañanas
sólo un presente en madrugadas
Y amé tus palabras
que por tan sensatas, se clavaron como estacas en el alma
No lloré pero anudé en lamentos mi garganta.
Decidí un feliz vivir en tus mismos segundos
reservando una lágrima,
una lágrima que cae hoy en tu espacio vacío,
en ese hueco de la cama donde ya no estás.
de sábana en sábana
me envolvieron las tuyas,
Y allí quedé
naufragando en tu mar de calor
en la bravura de tus manos olas,
en tu soplo de sollozos, aliento y cálidos respiros.
Y allí soñé
un sueño sin ayer ni mañanas
sólo un presente en madrugadas
Y amé tus palabras
que por tan sensatas, se clavaron como estacas en el alma
No lloré pero anudé en lamentos mi garganta.
Decidí un feliz vivir en tus mismos segundos
reservando una lágrima,
una lágrima que cae hoy en tu espacio vacío,
en ese hueco de la cama donde ya no estás.
jueves, 7 de abril de 2011
de un pájaro que perdió su canto y su libertad...
lunes, 14 de marzo de 2011
de trenes y partidas
Aquel rostro
Sin echar mirada atrás
Partió en el último vagón.
Ella,
Sentada en un banco de la estación Soledad
Quedó con un pañuelo en mano
Y garabatos dibujados en una libreta de versos tristes.
Y esperaría al próximo arribo,
Al próximo tren sin cierto destino.
Contemplando otra historia de andenes y partidas,
Ella y su corazón sin compañía.
Sin echar mirada atrás
Partió en el último vagón.
Ella,
Sentada en un banco de la estación Soledad
Quedó con un pañuelo en mano
Y garabatos dibujados en una libreta de versos tristes.
Y esperaría al próximo arribo,
Al próximo tren sin cierto destino.
Contemplando otra historia de andenes y partidas,
Ella y su corazón sin compañía.
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