Vagabunda
de sábana en sábana
me envolvieron las tuyas,
Y allí quedé
naufragando en tu mar de calor
en la bravura de tus manos olas,
en tu soplo de sollozos, aliento y cálidos respiros.
Y allí soñé
un sueño sin ayer ni mañanas
sólo un presente en madrugadas
Y amé tus palabras
que por tan sensatas, se clavaron como estacas en el alma
No lloré pero anudé en lamentos mi garganta.
Decidí un feliz vivir en tus mismos segundos
reservando una lágrima,
una lágrima que cae hoy en tu espacio vacío,
en ese hueco de la cama donde ya no estás.
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Amilde Z.
domingo, 8 de mayo de 2011
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