Peregrinar es una metáfora del viaje del Ser humano a su espíritu, una metáfora del Gran Camino hacia su más alto destino.
Inicié esta peregrinación sin un propósito en concreto. Solo sabía que la meta era Compostela, y que el camino abriría el por qué y para qué. No había que llegar a ninguna parte, aunque Santiago marcaba el final, sin darme cuenta que Santiago era yo, lo buscado y la buscadora.
Campo de estrellas sobre mi cabeza, diversos paisajes, pasos simples a ritmo de hormiga trascendiendo el dolor. Un dolor mio, un dolor compartido, un dolor tuyo y de toda la humanidad.
El sendero Luminoso que seguía la Vía Láctea guardaba el recuerdo centenario de los rezos y sudor de cada peregrino, sus sueños y sus viejas pieles impresas en la tierra como marcas de fuego. Yo soy ellos, soy el camino y soy el instante presente de mi mente rendida en mis pies raíces.
De Luna nueva a Luna llena, danzo mi vida entera entre ríos, Montañas y rutas que desdibujan poco a poco quien soy, o quizás quien era. Y qué más da quien Soy ni a donde voy? El camino es estar en la aventura de estar viva, el viaje épico de la búsqueda interior.
No hay inicios ni finales, no se llega a ninguna parte. Mi último paso es el primero de muchos en este hilo permanente del existir.
Gracias Vida