Subí a la buhardilla donde permanecen los trastos intactos y olvidados por los Dioses del Tiempo, ahí donde desechamos todo lo que nos molesta en nuestra cotidianeidad y no queremos ver más.
Abrí el baúl, no sin antes sacudir el polvo que lo cubría.
Por un instante dudé.
Miré hacia adentro, muy a lo profundo, y no te vi. Será porque te esfumaste por demás de etéreo justo antes de poderte guardar.
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Amilde Z.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
jueves, 10 de diciembre de 2009
Si de hermandad se trata
Por nuestros ríos internos
recorre una misma fórmula de vida,
una idéntica historia precedida
y un común anhelo de posteridad.
En nuestros inicios,
habitamos un mismo cuerpo,
alimentamos sueños ajenos
y despertamos mismas quimeras de felicidad.
Hoy,
zarpando en distintas barcas
navegamos hacia rumbos
que nuestros corazones vibran en cada palpitar,
pero sin olvidar
jamás
el hogar.
recorre una misma fórmula de vida,
una idéntica historia precedida
y un común anhelo de posteridad.
En nuestros inicios,
habitamos un mismo cuerpo,
alimentamos sueños ajenos
y despertamos mismas quimeras de felicidad.
Hoy,
zarpando en distintas barcas
navegamos hacia rumbos
que nuestros corazones vibran en cada palpitar,
pero sin olvidar
jamás
el hogar.
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