Soy de barrancos y mates dorados,
besados por sol litoraleño.
De jacarandás que salpican el suelo y
de ombúes fuertes que abrazan al pueblo.
Soy hija del Paraná,
como la flor de Irupé que se pasea majestuosa en sus corrientes.
Soy de siestas en el campo
y de silencios calurosos de laguna.
Soy de zambas y chacareras,
y de algún tango en ciudad melancólica.
Soy hermana de poetas tristes,
de músicos incógnitos y pintores invisibles.
Soy de Tierra sin límites,
de campos bañados de trigo que espejan al cielo.
Soy de aire fresco y de luciérnagas,
Y de estrellas del Sur en las noches de misterio.
Soy de nostalgia más que de fuego,
Y de raíz más que de vuelo.
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