Venimos al mundo con ansias de mejoras
pero lo olvidamos con el primer llanto,
el primer parpadeo,
el primer respiro.
Llegamos tan deseosos y a la vez tan vacíos
que el fin mismo es recordar todo lo ya aprendido
Con nuestros primeros pasos,
errantes y no muy precisos
emprendemos nuestros días en la ignorancia divina.
Caminamos en la niebla sin ver el destino,
encontrándonos en encrucijadas cada vez más complejas
Desconocemos el canto de Verdad que llevamos en nosotros
y que espera despuntar como pimpollos de primavera.
Buscamos las respuestas en el afuera
sin saber que convivimos desde la eternidad con ellas
Debemos tropezar con piedras y rocas
para poder encontrar la forma de saltarlas.
El romper los ciclos permanentes es tarea apremiante
que hará escapar a la rueda de su curso vagabundo
Amilde Zanassi
pero lo olvidamos con el primer llanto,
el primer parpadeo,
el primer respiro.
Llegamos tan deseosos y a la vez tan vacíos
que el fin mismo es recordar todo lo ya aprendido
Con nuestros primeros pasos,
errantes y no muy precisos
emprendemos nuestros días en la ignorancia divina.
Caminamos en la niebla sin ver el destino,
encontrándonos en encrucijadas cada vez más complejas
Desconocemos el canto de Verdad que llevamos en nosotros
y que espera despuntar como pimpollos de primavera.
Buscamos las respuestas en el afuera
sin saber que convivimos desde la eternidad con ellas
Debemos tropezar con piedras y rocas
para poder encontrar la forma de saltarlas.
El romper los ciclos permanentes es tarea apremiante
que hará escapar a la rueda de su curso vagabundo
Amilde Zanassi
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