Recuerdo en sepia aquella niñez
Donde la inocencia y la mirada pura tenían primacía
Las tardes tenían aroma a campo y su sabor era a familia
El tiempo no tenia conciencia
Y la realidad sucedía lenta
La ficción era la protagonista
De la vida y todas sus ofrendas
La vida era infinita
Sin noción alguna de su inconsistencia
Los sueños eran confundidos
Con la mismísima existencia
Los problemas no tenían presencia
Y sus soluciones eran pura simpleza
El camino parecía recto y seguro
A pesar de sus futuras exigencias
Pero el momento cumbre en belleza
Fue aquel día en que cegada por la propia esencia
Conocí al ser que me habitaba
Y en fusión emprendimos la experiencia
Amilde Zanassi
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Amilde Z.
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