Huelo el aroma a sándalo que ahoga la habitación,
removiendo emociones olvidadas, acompañando esta tarde soleada.
Levanto los ojos hacia la ventana. Ella abre sus brazos y deja entrar su luz.
La luz en la que seguramente ahora te encuentras.
Recuerdo tus palabras, resumidas todas en tu ilustre mirada.
Siento tus lecciones grabadas en mi alma, latiendo al ritmo del corazón y esperando a ser aplicadas.
Evoco en memorias tu dulce templanza, y en lágrimas de agradecimiento infinito tu impagable enseñanza.
Tu vida fue como un noble sahumerio que nació para dar lo mejor de sí mismo.
Nos regalo su esencia, su mejor naturaleza, y se fundió silenciosamente en misterio.
Ahora desde otro plano, tu ser nos contempla, nos acompaña, nos guía.
Nos hace, una vez más, retomar conciencia de la grandiosa existencia.
Gracias maestro.
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Amilde Z.
lunes, 21 de septiembre de 2009
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2 comentarios:
hola ami soy ceci
hermoso texto :) muuuy calido
espero q te des una vuelta por mi blog y te guste jaja
Ami muchísimas gracias por tus comentarios. Fueron una caricia re linda :) y viniendo de vos un honor también :)
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